¡El mundo del trabajo no es fácil! Algunos días estamos súper motivados, llenos de energía y dispuestos a cambiar el universo. Sin embargo, en el extremo opuesto, hay otros días en los que la motivación desaparece por completo y se lleva consigo toda la energía, haciendo del domingo por la noche la parte más dolorosa de la semana. Pero, al igual que una montaña rusa, la vida está llena de altibajos, así que no debemos tomar decisiones impulsivamente.
1. No te apasiona lo que haces: Si no disfrutas lo que haces, no lo hagas. Cámbiate, busca tu verdadera inspiración, eso que hace que todas las mañanas te despiertes con ganas de aportar algo nuevo.
2. Te disgustan tus compañeros de trabajo: Puedes tener el mejor puesto del mundo, pero si no te llevas bien con tus colegas estás perdido. Un buen ambiente laboral es clave para sentirse bien en la oficina, y si eso se está perdiendo en tu empresa, tal vez sea hora de buscar alternativas. Los chismes, rumores y malos tratos son tóxicos para cualquier persona.
3. No ves futuro en la empresa: ¿De qué sirve seguir en un lugar si ya sabes de antemano que no hay posibilidades de crecimiento? Todos tenemos la necesidad de aprender cosas nuevas y de seguir avanzando en todos los aspectos de la vida. El trabajo es uno de los más importante.
4. Vives estresado(a): Si te sientes ansioso, infeliz y estresado de solo pensar en que hoy es domingo y mañana ya tienes que volver a tu trabajo, no lo pienses más. El estrés es cosa seria y puede llegar a afectar a tu familia y amigos, ni hablar de tu salud mental y física.
5. No eres tan productivo(a) como antes: Sabes hacer todo lo que tienes que hacer, conoces todos los procesos de memoria y no dudas en nada. Sin embargo, no puedes concentrarte y cumplir con tus objetivos. La falta de pasión afecta tu productividad.